martes, 26 de enero de 2016

El proceso de maduración del "cachorro humano"



Recupero aquí un resúmen de mis apuntes en la formación de Especialista en Intervención Preventiva, (Ecología de Sistemas Humanos) de la Escuela de Terapia Reichiana. Estos conceptos ha sido varias veces expuestos en charlas y grupos de crianza, pero siento de interés volver a sacarlos aquí a la luz, dada la cierta receptividad que percibo, desde varios sectores, para entender qué sucede con las fases del desarrollo y cómo nos situamos en torno a la crianza.

Así pues, inicio con una cita:

“Dando crédito a las palabras de Van Gogh cuando escribía el arte es el hombre agregado en la naturaleza, podemos afirmar que Wilhelm Reich fue un artista y un investigador del arte; porque toda su vida, reflejada en su obra, fue un intento por descubrir las leyes funcionales del animal humano y los medios para recuperar su naturaleza específica”. X.Serrano y M. Sánchez Pinuaga, “Ecología Infantil y Maduración Humana”.

Exponemos a continuación brevemente, y tal como se manifiesta en el título, el proceso de maduración del “cachorro” humano. Partimos del legado de Wilhelm Reich y consideramos que para estudiar al hombre, al niño que se hace hombre, hemos de tomar una visión integral y englobarlo en la naturaleza para seguir el sentido propio de nuestra especie. Lo humano y lo natural forman un contínuum. Ciertamente, el hombre pierde su naturalidad en pos de lo social, pero eso le lleva a la enfermedad.

Pensamos que la salud es una utopía y que las dinámicas que se llevan a cabo en la sociedad actual, por la rigidez, la falta de contacto con los ritmos naturales, la prevalencia del miedo y el individualismo, no nos acercan a esta anhelada salud, entendida tal y como la OMS se encargó de definirla.


Consideramos que la maduración sigue una lógica funcional, la naturaleza no es mecanicista, los procesos vivos no son rígidos. Destacamos, para esta breve exposición del proceso de maduración del mamífero humano, los siguientes conceptos clave para entender nuestra teoría: estructura de carácter, biopatía, teoría de los tres cerebros, maduración céfalo-caudal.

Por estructura de carácter entendemos la forma en que se ha organizado un individuo, cómo le llega el mundo y cómo es capaz de interactuar con el entorno y consigo mismo. Entran aspectos bioenergéticos, psíquicos, caracteriales y musculares. Depende la estructura de carácter de la predisposición constitucional, el metabolismo energético, las relaciones familiares infantiles, los bloqueos musculares, el funcionamiento neurovegetativo y la realidad actual del sujeto.

Reich introdujo el término Biopatía para referirse a alteraciones globales del organismo. En palabras del propio Reich: “es una patología con origen en una disfunción (contracción) del sistema nervioso autónomo que altera toda la función biológica de la pulsación plasmátia del organismo”. El organismo está totalmente implicado, aunque algunos segmentos estén más afectados que otros. A nivel celular encontramos una situación de retracción, un terreno energético deficitario.

La teoría de los tres cerebros es una aportación que recogemos de McLean. El encéfalo está estratificado evolutivamente en tres niveles. La parte más antigua es el r-complex o complejo reptiliano, encima se desarrolla la corteza límbica, que es común en los mamíferos primitivos, y sobre ella está el neocórtex, que empiezan a tener los primates y, mucho más desarrollado, el ser humano. El r-complex se relaciona con lo instintivo, la afectividad y la emoción están en el límbico y los procesos cognitivos superiores se sitúan en el neocórtex.
 
Maduración céfalo-caudal hace referencia al proceso de desarrollo del ser humano, de la cabeza a la pelvis. Cuando nace un bebé su cabeza es grande en relación al resto de su cuerpo, así también tiene mucha más funcionalidad: la boca le permite mamar con fuerza, puede oir, puede ver... pero sus movimientos son todavía torpes. Poco a poco se irán integrando las manos, el cuerpo entero.
 
Período crítico biofísico. (hasta final del primer año de vida). La energía está concentrada en los primeros segmentos (ojos, boca). Es un período delicado de desarrollo del ser humano. Nacemos frágiles, necesitamos un período de unos nueve meses más de cuidados prácticamente como si estuviésemos en el útero materno. Esa fragilidad también nos permite una gran plasticidad. En el momento del nacimiento las neuronas corticales están muy separadas y hay pocos brotes dendríticos, es decir, hay pocas interconexiones entre ellas. Interferencias exteriores (ambiente agresivo) perturban de forma considerable el trabajo de integración interneural. El nivel de carga energética del primer segmento modula estas interconexiones entre neuronas, que serán la base del ser humano pensante con conciencia de lo que siente. Sin contacto maternal se ha observado que se reduce la arborización dendrítica.
 
Fase oral primitiva (de 0 a 3-4 semanas, parte también de vida intrauterina). Existe predominancia del cerebro reptiliano. Gobiernan los instintos, lo neurovegetativo. “ Es bien sabido que, en el hombre, por la extraordinaria prematuridad de su nacimiento, este periodo de troquelado o de urdimbre tiene una importancia mucho mayor que en el resto de los animales. Hay en el momento de nacer tres inmadureces básicas: la de su sistema nervioso, la inmadurez inmunológica y la inmadurez enzimática”. Carballo, 1972, citado en “Ecología infantil y maduración humana, de Xavier Serrano y Maite Pinuaga. Experiencias distresantes en este periodo configuran las características propias de una Estructura Mimética-Psicótica. En este caso, cuando ha habido un fuerte impacto agresivo del medio (madre ausente, poquísimo contacto con la madre, pocos cuidados, enfermedades, ingresos hospitalarios...), no hablamos de carácter, porque el sujeto no va a poder organizar un “yo”. Los primeros segmentos están alterados, existe poca vitalidad y el sujeto tenderá a mimetizar con el ambiente. Cuando se descompensa el equilibrio estructural aparecen las biopatías primarias, enfermedades graves, que, como hemos dicho, afectan al organismo en su totalidad, son degenerativas.
 
 
Fase oral primaria (de 4ª semana hasta 1 año de vida aprox.). Es un período biológico de maternage. Aquí se conforma la primera identidad biológica. Se desarrolla el sistema límbico. Pasamos a lo neuromuscular, el cuerpo va adquiriendo más autonomía, se puede mover más y con mayor control. “Todo recién nacido tiene su propia individualidad, su nota emocional peculiar y es preciso conocer esa nota si se pretende comprender sus reacciones emocionales.- Reich,1948-. Es lo que Navarro describe como yo biológico, que va dando paso al yo psíquico-identidad del yo”. X. Serrano y M. Sánchez Pinuaga, “Ecología Infantil y maduración humana”. Experiencias distresantes en este periodo configuran las características propias de una Estructura Nuclear-Fronteriza con núcleo psicótico, con muy poca o nula satisfacción oral. Descompensaciones en el equilibrio que puede alcanzar el sujeto (siempre tendemos a la supervivencia y buscamos compensar como sea) pueden llevar a biopatías secundarias, enfermedades también degenerativas como las del grupo anterior, pero con mejor pronóstico ya que el indivíduo tiene mayor carga energética.

Fase oral secundaria (de 12 a 36 meses aprox.). La energía baja a los segmentos siguientes: cervical, torácico, diafragmático, abdominal (en éste último ya se produce el pasaje de la oralidad a la genitalidad).

Adquiere funcionalidad el neocórtex, necesario para la posición erecta. Nos da la dimensión espacio-temporal. Ya tenemos la posibilidad de realizar procesos cognitivos superiores (representaciones, simbolizaciones, razonamientos)

Una aportación posreichiana considera que aquí existe la primera diferenciación sexual: tener o no tetas.


La figura del padre se hace cada vez más presente.

La represión y conflictos en este periodo dan lugar a mecanismos de defensa psíquicos y musculares que configuran la Estructura Nuclear-Fronteriza con núcleo depresivo. Existió cierta satisfacción oral pero hubo una brúsca pérdida de ese contacto (un destete...). Las alteraciones, que ya no son biopatías, son enfermedades somatopsicológicas. Se huye de la angustia a través de la enfermedad, el cuerpo habla a través de ella.

La base genuina del "fronterizo" es la ambivalencia, que es lo que vivió tempranamente, por ejemplo, con la desaparición brusca del pecho, pero no de la madre, presencia intermitente de la misma, etc. Esto provoca mucha rabia contra un elemento al que no se puede agredir porque se lo necesita. Es el momento de una gran funcionalidad energética de la boca, los otros segmentos se van añadiendo pero la boca ha sido la zona de conexión con la vida, la que ha ido ayudando a integrar el entorno mediante el tacto de los labios, el gusto, el alimento... Si hay frustración de base, el proceso de separación-individualización, la autonomía, en definitiva, no se va a poder trabajar bien. Esta frustración produce bloqueos musculares, en los ojos por ejemplo, donde hay fuerte tensión. Es frecuente la rabia oral, la destructividad.

La etapa anal y fálica, son reactivas, son “normales” pero no se dan en un proceso de desarrollo saludable.

“La primera integración que hemos de alcanzar es la propia, y se cimentará en el hecho de sentir el cuerpo entero, de identificar la totalidad que somos. De esta primitiva realidad corporal trascenderemos hacia otras más simbólicas y sociales, pero el Yo primero es cuerpo”. María Montero-Ríos en “Saltando las Olas”

Fase genital (de 36 meses a 6-7 años)

Debería darse aquí una funcionalidad armoniosa del córtex, el límbico y el cerebro reptiliano. La energía baja a la pelvis.

Hay una identificación con el progenitor del mismo sexo y atracción hacia el progenitor de sexo contrario. El niño necesita mostrarse y que se le reconozca.

Entramos en lo social. El niño necesita oportunidades para la satisfacción sexual con sus pares, ir más allá del autoerotismo.

El complejo de Edipo, no se daría en una sociedad saludable. En la Es.Te.R. se habla de un Edipo Positivo Referencial como forma de facilitar al niño la referencia paterna pero sin anular, dejando libre la expresión. Los progenitores deben tener una identidad sexual definida y asentada para facilitar este proceso a sus hijos.

La represión en esta fase da lugar a la Estructura Adaptativa-Neurótica.
Si se imponen importantes trabas en el desarrollo del individuo aquí, pero medianamente ha vivido en un ambiente acogedor y ha tenido un buen maternage, el sujeto ha podido estructurarse y ahora tiene fuerza para realizar un proceso defensivo que le permita sobrevivir en su ambiente.

Son cuerpos de alto tono, hipoventilación, tendencia a las contracturas, placer limitado y roles bien asumidos. El neurótico tuvo su “gran problema” en la época edípica (3 años aproximadamente), cuando existe el descubrimiento del cuerpo, de la sexualidad. Por trabas, represión, en las manifestaciones de sus pulsiones (masturbación, interés sexual, conductas seductoras...), el Edipo no se resuelve, hay una fijación, se agarra el sujeto a pseudo compensaciones, y eso le permite no sufrir mucho, aunque tampoco sea mucho su goce... En su realidad actual, el neurótico es un ser adaptado básicamente, que vive su vida con “normalidad”.

El carácter sano, genital, es una utopía.

En relación a la entrada a lo social, y ya que la escuela juega aquí un papel tan importante, ofrecemos algunos apuntes acerca de la Educación: (sobre “Summerhill”, de Neill, expuestos por Inma Serrano y Jordi Martínez, de “Donyets”)

- El concepto de autorregulación
- Libertad es diferente a libertinaje
- Autoridad: anónima, evidente, natural

- Programas:lineales,circulares, flexibles

Autorregulación es un término elaborado por Reich, que contrapone al concepto de sublimación. Reich considera que el niño puede crecer sin que se le imponga una moral porque es naturalmente bueno. Las pulsiones destructivas son secundarias, fruto de la represión de instintos naturales que deberían respetarse. Igual que la naturaleza se autorregula, igual que lo hacen plantas y animales, así el niño, si lo dejamos, sabe igualmente qué cantidad comer, abrigarse o no según siente, correr si hay peligro, etc.


Libertad vs libertinaje. Defender la libertad puede llevar a malos entendidos y hacer pensar que es dejar al niño que haga lo que quiera siempre y en todo momento. La libertad que tiene el niño por derecho no está reñida con lo que llamamos límites estructurantes. El adulto no ha de delegar en el niño responsabilidades, decisiones, para las que no tiene madurez. El adulto ha de acompañar al niño en su crecimiento. El niño, a la par que es respetado, va aprendiendo a ver y a respetar al otro.

Autoridades diversas. La autoridad evidente era la que se usaba en nuestras escuelas hasta hace una generación más o menos Hoy, en educación, existe una autoridad anónima, que es sutil, que es muy peligrosa porque hace creer al alumno que es libre. Es la autoridad del que seduce “para llevar a su terreno” al seducido. Los niños aprenden contenidos adulcorados sin plantearse si realmente son importantes para ellos. Por el contrario, la autoridad válida sería la natural, la que viene por méritos propios de la persona que la ejerce. El educador puede tener autoridad porque es un adulto maduro con recursos y capacidad para acompañar al niño, desde el respeto y la confianza en su desarrollo. Esta autoridad te la dan, no la impones artificialmente.

Programas lineales, circulares, flexibles. La educación convencional se ha basado en programas lineales, con sus temarios y objetivos. Poco a poco se ha ido introduciendo un modelo en espiral, que considera que no aprendemos en línea sino en círculos que se van agrandando. Inma Serrano y Jordi Martínez, de Donyets (escuela libre vinculada a la Es.Te.R., Valencia) exponen como más adecuado y real un proceso de aprendizaje en el que se van siguiendo trazos caprichosos, de inicio y final no definido, de recorrido aleatorio. Así aprenden los genios, así es como los niños, si los dejan, empiezan a experimentar con el mundo. Es la forma en que el conocimiento y el trabajo van unidos a lo lúdico, al placer.


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