sábado, 18 de julio de 2015

que les den! (apego... evitativo)

Te acaban de dar la noticia, te terminan de decir que no, que no puedes ir con el grupo de amigos porque el coche ya se ha llenado. Te enfadas mucho, pero por dentro, ellos no lo han notado, ni tú lo has notado... A ellos, con la mejor de tu sonrisas, les has dicho que no pasa nada, que tranquilos, no te terminaba de hacer gracia el pasar el fin de semana en la costa, que tienes ganas de estar en casa y descansar. Te has despedido deseándoles buen viaje y has emprendido un camino en soledad, sin saber muy bien a dónde, paseando entre las calles, sintiendo algo en ti que querías calmar...



 


Vaya... Te entran ganas de llorar y te dices que qué tontería. No quieres hacerte caso, no te has querido dar tiempo de sentir más. Ya estás en una tienda, ya miras ropa aquí, unos libros allá... Pero algo hay dentro, que te molesta, y no hay manera que desaparezca. Sales de nuevo a la calle y una foto publicitaria, una simple foto para promocionar ni sabes qué, hace que algo dentro te de un respingo. Ahí, tan guapos todos, jóvenes, joviales, juntos, entrelazados, divirtiéndose, disfrutando de una jornada lúdica estival: unas manos entrelazadas, un abrazo, una mirada cómplice... Te acuerdas de los tuyos, los que te han dicho que no puedes ir, que el coche va lleno. Te acuerdas de la propuesta, que te interesó, que te encantó. Y aunque tardaste en decidirte, les diste un "vale, casi seguro que sí que iré". Ahhh, casi seguro. Y eso quería decir " sí, sí, sí, me muero de ganas, me apetece vuestra compañía, me ilusiona y emociona que hayáis contado conmigo...". 
Y te viene las veces que has sentido el rechazo, te sientes al margen de algo, ignorante del secreto de la popularidad, ser extraño, relegado sin saber por qué. Y va a salir de nuevo la pena, parece como una ola que te va a invadir de aquí a nada. Ya, ya asoman esas amargas lágrimas. Y no. " Que les den!". De un ramalazo erradicas la tristeza, de un ramalazo tu psique ha vuelto a jugártela. "Para qué ir con esos imbéciles?", " no los necesito". 
Te vas a casa, harás tus tareas, conseguirás olvidar, mejor dicho, disociar. Pero has vuelto a negarte, que lo sepas, has vuelto a engañarte. Algún día, si puedes, querrás saber el por qué de tu soledad. Y si tienes suerte, a lo mejor lees algo, te llega algo, sobre el "apego evitativo", y quizás a partir de ahí, tal vez... Puedas quitarte esa capa de desprecio, y dejarte sentir la pena. Llorarla, darle cabida en ti, sentirla profundamente. Y puede que moviéndote desde ahí, algo cambie en tus relaciones. De momento, ahí estás, con tu repetido " que les den!!!!".

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