viernes, 20 de febrero de 2015

¿Cómo educar a nuestros hijos?









¿CÓMO EDUCAMOS?
Punto uno: sepamos verlos...


Hay varias maneras de acompañar a nuestros hijos. Podemos ser permisivos, tomar la opción de dejarles hacer de todo, o bien ser autoritarios, y marcarles firmemente lo que han de hacer y lo que no... Tenemos entre medio muchas maneras de hacer, un abanico de posibilidades, que van de uno a otro polo de ésta imaginaria línea. Los abuelos de hoy, mujeres y hombres entre los 60, 70 años, en general actuaron de forma rígida con sus hijos (que hoy tienen entre 40 y 50...). Eso sí, como ellos decían en su momento, nada que ver con lo que hicieron sus padres con ellos, que en muchos casos les obligaban a llamarles de "usted" y a la mínima sacaban la vara o la zapatilla. Vaya... Sin embargo,  muchos de esta generación de 40, 50 se pasó al extremo de permitir todo o casi todo a sus hijos. Que se laven si quieren, que vengan a comer, o no... que estudien lo que quieran y si no quieren pues no, les dejaremos escoger la hora de levantarse, la hora de irse a dormir, la ropa que se ponen... Trataremos que tengan los juguetes que deseen, que puedan ser felices, y el cole... bueno, las notas no es en absoluto importante... Y ahora esos hijos, los de 30 y 30 y tantos, se quejan muchos de lo poco que sus padres se preocuparon por ellos, de lo poco que los marcaron. Y con sus peques: habrá que poner límites, no vamos a dejarles que hagan lo que quieran... ¿o sí?, ¿en qué momento?, ¿cuando?... Péndulos, que van y vienen, que serpentean a veces, que se detienen, que corren... péndulos caprichosos e irregulares que vamos siguiendo. Y siempre, siempre, la cierta insatisfacción, el sentir vago de que nada de lo que hagamos está del todo bien hecho. Una tremenda confusión nos ronda a la hora de abordar el tema de cómo educamos a nuestros hijos.
Pero ¡habrá que posicionarse!. Algo habrá que hacer, no vamos a renunciar a ser protagonistas de nuestra vida y a acompañar a los nuestros en su camino a la madurez...
Os invito a verlos a ellos, a los pequeños, ya desde bebés. Verlos. De verdad. Porque viéndolos, ellos nos van a ayudar en nuestros puntos ciegos. Sin necesidad de grandes estudios, sin tenerse que empapar de los últimos best sellers sobre educación. Ellos, los pequeños de la casa, nos pueden trazar líneas a seguir si sabemos verlas. ¡Claro que sí que vienen con su particular manual de instrucciones!. Sólo falta parar un poco y dejarse sentir. Sentir desde la empatía, sentir el desgarro de un bebé separado de su madre al nacer, sentir el desespero de la separación cuando lo dejamos en la guardería, sentir el dolor de la humillación de la que fue objeto cuando se escapó un pipí, Sentir, sí, sigamos, cómo lo aturdimos con tanto regalo de reyes, y cómo lo descolocamos (y son prácticas que atentan contra los derechos humanos) cuando lo disfrazamos en carnavales de algo que nos viene en gana cuando ni entiende, ni toca, ni puede de ninguna manera ser partícipe de lo que sucede...
Luego vienen otros momentos y otras edades, pero ahora aquí, me quiero centrar en estos primeros años e invitaros a verlos, a los pequeños, en sus múltiples situaciones. Si entramos en empatía con ellos, vamos, seguro, a saber acompañarlos. Porque nos acercaremos desde el "te entiendo". Y así abordaremos las situaciones que se vayan presentando. Sólo así, esas maneras de acompañar a nuestros hijos se reducen a una: acompañar desde la empatía. "Yo te entiendo".

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