lunes, 10 de noviembre de 2014

el erotismo de los objetos

Puede ser un pañuelo, un zapato, un collar, un guante, un sombrero... Son cosas que están ahí, que utilizamos e investimos muchas veces de una energía que va mucho más allá de lo funcional. Hablábamos el otro día en el taller del sorprendente poder de algunos objetos, llamados complementos, y con los que nos podemos sentir transformadas (éramos todas mujeres).

En concreto hablábamos de la fuera erótica que puede dar un determinado pareo, o la ropa roja. Es así, y es un recurso que tenemos y jugar con ello, divertirnos con ello, nos permite ampliarnos, enriquecernos con registros nuevos.

Soy fan de pañuelos, zapatos, fulares, máscaras y vestimentas varias. Me encanta el disfraz. 

Pero quisiera señalar que el disfraz "en serio", ese es el que me gusta, el que ha sido producto de una búsqueda y no hace más que dejar salir más, poner en evidencia una parte de uno que esta ahí camuflada. Ese es el que me fascina, el sombrero que hace salir la parte sofisticada, el pareo que saca a la tigresa, los guantes que potencian la delicadeza de unas manos.

El hábito no es que haga al monje, saca al monje que estaba escondido, lo pone en evidencia. En esta sociedad que puede tener un día a día tan uniformado, rompamos un poco de vez en cuando, seamos muchos en uno.







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